Rasgos Diagnósticos de la Obsesión
Los rasgos esenciales del trastorno obsesivo-compulsivo son recurrentes
obsesiones de actos compulsivos (criterio A) lo bastente severos como para
producir pérdida de tiempo (ejem. más de una hora al día)
o causan notable angustia o significativo perjucio (Criterio C). En algún
momento durante el curso del trastorno, la persona ha reconocido que las
obsesiones o compulsiones son excesivas e irracionales (Criterio B). Si
otro desorden del Eje I está presente, el contenido de las obsesiones
o compulsiones no se limita a él (Criterio D). El trastorno no es
debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (ejm.
abuso de drogas, una medicación) ni a una condición médica
general (Criterio E).
Las obsesiones son persistentes ideas, pensamientos, impulsos o imágenes
que son experimentadas como intrusivas e inapropiadas y que causan marcada
ansiedad o angustia. Las características de intrusión e inapropiedad
de las obsesiones han sido descriptas como "ego distónicas". Esto
se refiere a la sensación del individuo de que el contenido de la
obsesión le es extraño, no está dentro de su control
y no es la classe de pensamiento que esperaría tener. De cualquier
modo, el individuo es capaz de reconocer que las obsesiones son producto
de su propia mente y que no son impuestas desde fuera (como en la inducción
de pensamiento).
Las obsesiones más frecuentes son pensamientos repetidos sobre
la contaminación (ejm. contaminarse al estrechar la mano) dudas
repetidas (ejm. preguntarse si se ha realizado algún acto como dañar
a alguien en un accidente de tráfico o haber dejado una puerta sin
cerrar), la necesidad de disponer las cosas en un orden determinado (ejm.
experimenta angustia intensa cuando los objetos están desordenados
o asimétricos), impulsos agresivos u horrendos (ejm. herir al propio
hijo o gritar una obscenidad en la iglesia) e imaginaciones sexuales (ejm.
una imagen pornográfica recurrente). Los ppensamientos, impulsos
o imágenes no son simples preocupaciones excesivas sobre problemas
de la vida real (ejm. inquietudes normales de la vida como el dinero, trabajo
o estudios) y es improbable que estén relacionados con problemas
reales.
El individuo con obssesiones generalmente trata de ignorar, suprimir
cada pensamiento o impulso o de neutralizarlos con otro pensamiento o acción
(una compulsión). Por ejemplo, el sujeto lleno de dudas acerca de
si ha cerrado el gas intenta neutralizarlas comprobando repetidamente para
asegurarse de que está apagado.
Las COMPULSIONES son conductas repetitivas (lavarse las manos, ordenar,
comprobar algo) o actos mentales (rezar, contar, repetir palabras en silencio)
cuyo objetivo es el de evitar o reducir la ansiedad o la angustia, en vez
del de dar placer o gratificación. En la mayoría de los casos,
la persona se siente conducida a realizar la complusión para reducir
la ansiedad que acompñaa a una obsesión o para evitar una
situación desagradable. Por ejemplo, los individuos con loa obsesión
de copntaminarse, pueden reducir su angustia mental lavándose las
manos hasta dejarlas en carne viva; la angustia de las personas con la
obsesión de habrese dejado la puerta sin cerrar, puede conducirles
a comprobar el cerrojo cada pocos minutos; la angustia por pensamientos
blasfémicos no deseados puede encontrar alivio contando desde 10
hacia atrás y hacia adelante 100 veces por cada pensamiento. En
algunos casos, los individuos realizan actyos rígidos o estereotipados
de acuerdo con unas complejas reglas de idiosincrasia sin ser capaces de
indicar por qué las están haciendo. Por definición,
las compulsiones son o claramente excesivas o no están conectadas
de un aforma realista con aquello para lo que tendrían que prevenir
o neutralizar. La compulsiones más frecuentes incluyen lavarse y
limpiar, contar, comprobar, preguntar o pedir conformación, repetir
actos y ordenar.
Por definción, los adultos con Trastornos Obsesivos Compulsivos,
han reconocido en algún momento que las obsesiones o compulsiones
son excesivas e irracionales. Este requisito no se aplica a los niños,
ya que ellos pueden carecer del conocimiento suficiente para emitir este
juicio. Sin embargo, incluso los adultos tienen un gran margen de perspicacia
hacia la irracionalidad de las obsesiones o compulsiones. Algunos individuos
están dudosos acerca de la racionalidad de sus obsesiones o compulsiones,
y esa intuición del individuo puede variar según las situaciones
y el tiempo. Por ejemplo, el sujeto puede reconocer como irracional una
compulsión de contaminación cuando es discutida en una situación
a salvo (como en la consulta del psicólogo), pero no cuando cuando
debe manipular dinero. En aquellas situaciones en las que el individuo
reconoce que las obsesiones y complusiones son irracionales, él
o ella puede desear o intentar resistirse a ellas. cuando intenta resistirse
a una compulsión, el sujeto puede experimentar una sensación
de creciente ansiedad o tensión que es a menudo aliviada rindiéndose
a la compulsión. Durante el trastorno, tras repetidos intentos de
resistir las obsesiones o compulsiones, el individuo puede ceder a ellas,
no mucho después de experimentar el deseo de resistirlas, y puede
incorporarlas a sus rutinas cotidianas.
Las obsesiones y compulsiones pueden causar una gran angustia, pueden
llevar mucho tiempo (costar más de una hora al día), o interferir
significativamente en la rutina normal del individuo, en su labor ocupacional,
actividades sociales o en sus relaciones de amistad con otros. Las obsesiones
o compulsiones pueden sustituir conductas útiles y satisfactorias
y pueden ser altamente desorganizadas por actos globales. Debido a que
intrusiones obsesivas pueden distraer, frecuentemente resultan ineficientes
para realizar tareas cognitivas que requieren concentración, como
puede ser leer o realizar operaciones numéricas. Además,
algunos individuos evitan aquellos objetos o situaciones que les provocan
obsesiones o compulsiones. Cada evitación puede generalizarse y
restringir severamnete el funcionamiento global.
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